Oraciones después de la Sagrada Comunión

Oraciones después de la Sagrada Comunión.

te doy la bienvenida, Jesús.

¿Cómo puedo darte la bienvenida con dignidad?, Jesús, escondido bajo la forma de pan, viviendo en mi? Me uno en espíritu con los pastores en el pesebre, quien te saludó con una reverencia, con gente de fe, que cayeron de bruces ante ti, con la gente de Jerusalén, que salió a conocerte y en voz alta ,,Hosanna” te dio la bienvenida en su ciudad. Bienvenido a mi, Dios, Te doy la bienvenida con sincera humildad, con fe y humildad, Podrias tu, Dios, estaba bien.

Gracias, Dios.

Dios mío, Tu conoces a un hombre, Sabes, que significa ingratitud y olvido humanos. Pero ahora quiero expresarte con alegría mi agradecimiento por tu venida., por las condiciones, permitiéndome recibir la Sagrada Comunión de hoy.
Agradezco a mi vecino por un pequeño servicio y un pequeño regalo.. Dejarlo, Dios mío,. que yo tambien te agradeceria. ¿Puedo decirlo con dignidad?: gracias, Jesús, que no me despreciaste, que entraste en mi puerta. Hoy la salvación le ha pasado a esta casa (Lucas 19, 9).

Quiero mostrar amor por mi obra.

Bueno nuestro jesus, Estoy pensando en ello, como sumar acciones a mis palabras y cariño, como demostrarte mi amor y mi sincero agradecimiento. Hoy también tendré la oportunidad de hacerlo, en el paciente cumplimiento de los deberes en las conversaciones con mis familiares., en sufrimiento silencioso, en obras de misericordia. ¿Puedo recordar esto?. Por favor, Dios, vuelvo mis ojos y mi corazón a las cosas, en la que puedo hacerte una ofrenda. Que dispuesto estoy a hacer esto. En tu presencia, y para ti, deseo renovar mi resolución de mi última confesión.…

Confirmame en amor fraternal.

Junto a mi te dieron la bienvenida, Oh Jesús, todos, que se han unido a tu mesa común. En ti, todos creamos un alma y un corazón. Deseo recordar tu mayor mandamiento, sobre el mandamiento del amor. Este es mi mandamiento, que se aman, como yo ,me gustó (J 15, 12). Tan pronto como las figuras de pan, que aceptamos, dejará de existir, te quedarás con nosotros en nuestro amor fraternal, en nuestra mutua bondad. "¿Dónde está la bondad y el amor?, hay dios”. Confirmame, señor, enamorado de mis hermanos.

Te presento mis peticiones.

Ahora, Jesús, Mi dios y el señor, Soy mas cercano a ti, ahora les presento mis peticiones con confianza. Aquí estás, dignarse escuchar, lo que quiero decir de mi…, de tus intenciones y dificultades…, sobre nuestra familia…, sobre nuestra familia parroquial… Bendice a los obispos y sacerdotes, ayudar y consolar a las almas débiles y dudosas, los enfermos y los que sufren.
Vivir, Cristo, con su poderosa protección en la Santa Iglesia. Déjame y ayúdame a venir a Ti mañana y estar conmigo en mi última hora. amén.